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El sistema vacuno doble propósito es aquel sistema de producción simultanea de carne y leche, donde los animales se alimentan fundamentalmente de gramíneas, leguminosas y arbóreas y en que las vacas se ordeñan en forma manual una vez al día, requiriendo del apoyo del ternero durante toda la lactancia (Asodoble, 1992; Plasse, 1992; Magaña, 2005; Tatis y Botero, 2005; Román-Ponce et al., 2013). No se circunscribe a una raza, un cruce, o una especie; de acuerdo a la ubicación geográfica o nivel tecnológico los animales que conforman el hato pueden ser Bos taurus o Bos indicus, o los cruces resultantes entre ellos.

 

En las ganaderías del mundo se encuentran manejadas en el sistema doble propósito explotaciones de ovejas o borregas (Ovis aries), cabras (Caprae a. hircus), búfalas (Bubalus bubalis), nak (Bos mutus), renas (Rangifer tarandus), entre otros mamíferos domésticos de interés zootécnico.

 

CONTEXTO DEL SISTEMA EN CIFRAS

América Latina sumo una población total de 597,5 millones (mill) de habitantes en el 2013, según proyecciones para el 2017 la población será de 629.5 mill. Para Cepal- Naciones Unidas (2011), en el año 2005 solo el 22.2% de la población era rural y el grado de urbanización de la región era similar a la de países industrializados; ellos estiman que el porcentaje de la población urbana se estabilizara en torno al 81% para el año 2020. Pese a que el crecimiento del sector pecuario ha sido dinámico entre el 2003- 2007, al crecer 14.2%, la participación de la agricultura en el PIB de los diferentes países de Latinoamérica ha decrecido al 5.23% en promedio (Díaz, 2002; Cepal – Naciones Unidas, 2010; Cepal-FAO-IICA, 2013)

 

La población de América Latina deriva el 11% de sus calorías y el 26% de su proteína de productos de origen animal. La leche y la carne participan con el 18.7% del total de la alimentación diaria de la población; la leche representa 97 kg/habitante/año, mientras  que todas las carnes contribuyen con 47.5 kg/habitante/año, la carne vacuna con 16.6 kg/año (Bourges, et al., 2001; FAO- Banco Mundial, 2001).  A pesar de la persistencia de la pobreza urbana, los hábitos alimentarios cambian con la urbanización de la población, hacia un mayor consumo de productos de origen animal; de ahí la importancia del desarrollo del sector agropecuario por la cantidad de alimentos que debe producir para una población que se incrementa y que exige mayor proteína animal en la dieta alimenticia.

 

  • Recursos disponibles en América latina

En conjunto América del Sur y Centroamérica ocupan 2050 mill de hectáreas (ha), que representan el 15.4% de la extensión global mundial; el área agropecuaria en la región es de 708.7 mill/ha, que equivalen a 14.3% de la superficie agropecuaria global; de ella el 77.8% equivalente a 551 millones de ha están cubiertas de praderas y pastos permanentes (FAO-Banco Mundial, 2001; CEPAL-FAO-IICA, 2013). Las organizaciones mundiales que velan por la alimentación mundial consideran que las tierras potenciales para abastecer la mayor demanda de carne y leche se alberga en los trópicos templados, pero opinan que mientras África no tiene el desarrollo ni la tecnología para producir más, América Latina sí los tiene, sobre todo en el cono sur.

 

América Latina cuenta con aproximadamente el 27.9% de la población mundial de vacunos, una 387 millones de cabezas, albergados por países con énfasis exportador e importador, pero en todos ellos la producción de carne bovina es un rubro decisivo del sector pecuario, con cría realizada fundamentalmente en sistemas pastoriles sin subsidio alguno (Rearte, 2007; OCDE/FAO, 2013).

 

  • Producción de leche y carne en América Latina

En el año 2011 América Latina produjo 81.1 millones de toneladas métricas de leche líquida de vaca, y 17.4 mill de ton de carne vacuna (CEPAL- FAO- IICA, 2013). Se registra avances sorprendentes en eficiencia de la producción de carne y leche que han contribuido al aumento de la producción durante los últimos 10 años; el rendimiento en leche representa 22% más, y en carne vacuna 7% más, que superan con creces los avances logrados en Estados Unidos y el resto del mundo. Según Montero, (2013), en los próximos 10 años se espera una mayor producción por vaca; en las zonas tropicales ese incremento dependerá de un mayor número de vacas que ingresaran al sistema doble propósito.

 

De acuerdo a OCDE/FAO (2013), las proyecciones indican que la producción de leche continuará aumentando rápidamente en América Latina,  donde pasará de 78.7 millones de ton en 2011, a 93.8 mill de ton en el 2020, un alza del 20%, que en razón del incremento en los precios de la energía y los granos, la producción basada en praderas fortalecerá sus ventajas comparativas frente a los sistemas de producción basados en cereales, continúan diciendo que actualmente la producción mundial de carnes se sitúa en 288 millones de ton, de las cuales la mayor proporción es carne porcina, seguida por la aviar, bovina y la ovina. Según Puricelli (2011) para el año 2014 se estima una producción de carne vacuna a nivel mundial de 58.6 millones/ton, donde Brasil y Paraguay lideran la producción de carne de calidad. Los analistas internacionales consideran que en la siguiente década habrá aumentos en los precios de prácticamente todos los bienes básicos o materias primas (commodities) agrícolas. De ahí la importancia de que la ganadería nacional  alcance mayores índices de productividad y sustentabilidad.

 

  • La actividad ganadera en Colombia

En el país la actividad ganadera reviste mucha importancia para el desarrollo del campo y del país. En la actualidad está considerada como un sector atractivo para la inversión, por su ubicación geográfica, que le confiere capacidad para alimentar el ganado en base a pastoreo durante todo el año. Colombia cuenta con el tercer hato vacuno de América Latina, 23.400.000 de cabezas, menor que en Brasil y Argentina, ocupando el duodécimo lugar en el mundo (Fedegan, 2013). Colombia cuenta con un importante inventario de razas, destacándose el Brahman, Gyr, Holstein, Normando y Pardo Suizo, entre otras. Así mismo, posee un rico recurso zoo genético representado en nueve razas criollas o Bos taurus naturalizadas, patrimonio de la ganadería mundial: Costeño con Cuernos, Romo Sinuano, Hartón del Valle, San Martinero, Casanareño, Blanco Orejinegro, Caqueteño, Velásquez y Lucerna.

 

La ganadería nacional se distribuye en 39.2 millones/ ha de pastos y rastrojos y se ubica en los 29 departamentos del territorio nacional. Ese hato vacuno se maneja en tres sistemas de producción: cría y ceba con 13.7 mill; doble propósito con 8.2 mill y lechería especializada con 1.5 mill de reses. Anualmente se sacrifican en promedio 3.9 mill cabezas, que representa una tasa de extracción de 16.6% de la que se obtiene 885 miles/ton de carne en canal, (Cámara Gremial de la Leche, 2011; Osorio,  2013-a y Fedegan-FNG, 2013)

En la producción de leche, el sistema doble propósito produce 3.771 mill/ litros/año correspondientes al 60% de la leche total y, la lechería especializada produce 2.514 mill/ litros/año (40%). Esta leche es producida por cerca de 400 mil ganaderos, una gran parte de ellos pequeños productores (Fedegan, 2010). Según el MADR (2009), el consumo de carne de res y productos lácteos corresponde al 18% del gasto de alimentos y el 5% del total del gasto familiar. El consumo promedio por habitante es de 145 litros/leche/año y 18.1 kg carne vacuna /habitante/año.

 

La ganadería colombiana equivale a 2.5 veces el sector avícola, 3.3 veces el sector cafetero, 3.2 veces el sector floricultor, 4.9 veces el sector porcícola, 5.7 veces el sector bananero, 9 veces el sector palmicultor; genera 950.000 empleos directos, el 7% del total del país y más del 25% del total del agro (Fedegan - FNG, 2012)

 

EL SISTEMA VACUNO DOBLE PROPÓSITO EN LA SEGURIDAD ALIMENTARIA

Dieter  Plasse en 1992, hablando de la ganadería en el mundo, aseveró: (…) “como todos los mamíferos, los rumiantes producen carne y leche, separarlos es un hecho desafortunado. Tradicionalmente, los sistemas de producción tanto en Europa como en América Latina, han sido de doble propósito”, como manejo de una unidad biológica, donde la vaca y el ternero están juntos durante la lactancia, aprovechando los beneficios del bienestar animal, la mejor nutrición por la leche residual que toma la cría, la disminución de la mastitis cuando el ternero sella el esfínter del pezón con su saliva al mamar.

 

Los modelos de producción de doble propósito son especialmente versátiles en un ambiente económico que apunta a la reducción progresiva de los subsidios por parte del Estado.  En Europa desde finales de la década de los 90, los productores de leche solo reciben subsidios estatales si mantienen el ternero al pie de la vaca hasta el destete, en vez de sacrificarlo, es una forma de reducir la producción de leche y las existencias de lácteos sostenidas por el Estado, procurando producir carne para disminuir su importación. En el mundo la producción de carne y leche con el sello “natural” vienen adquiriendo sobreprecios.

 

En el mundo, las razas de doble aptitud se vienen incrementando, al igual que los cruzamientos para los terneros de sacrificio (Maldini y Peixoto, 2011). Los modelos de doble propósito garantizan mayor rentabilidad (Ritchie et al., 2013; Botero M. en Tatis y Botero, 2005) que la explotación exclusivamente lechera y vienen siendo una alternativa importante en la producción de carne.

 

Según la FAO (2010), hacer que la producción láctea a pequeña escala sea más competitiva, puede ser un arma poderosa para reducir la pobreza, elevar los niveles de nutrición y mejorar los medios de vida de la población rural en los países en desarrollo, lo que se logra con el sistema vacuno doble propósito que tiene espontánea acogida entre los productores rurales de América Latina, contribuyendo con la soberanía y seguridad alimentaria de la población rural.

 

  • Procedencia de nuestro modelo mental.

El modelo de desarrollo agrícola de los años 60 se basó en la Revolución Verde. Este modelo se fundamentó en la especialización para la producción de la mayor cantidad de alimentos, en forma intensiva y un menor espacio de terreno, sin que el modelo se haya traducido en una disminución del hambre en el mundo. El traducir el modelo a la ganadería vacuna, derivó en dos sistemas de obtención de la leche y la carne: sistema especializado de producción de carne, que originó los feedlot o engorde en corral, donde razas especializadas como la Angus reciben grandes cantidades de maíz (Zea mays) y soya (Glycine max), para lograr incrementar su peso en el menor tiempo posible.   Y los sistemas de lechería especializada con razas como la Holstein, donde la vaca después del parto es apartada de la cría la cual se sacrifica en gran proporción, luego del parto la vaca es sometida a estabulación, ordeño mecánico y con gran parte de la dieta  proviene de balanceados. Estos sistemas requieren poca mano de obra, altos niveles de innovación tecnológica, mucho capital y crédito.

 

En contraposición, persistió el sistema doble propósito, que produce carne y leche con la unidad biológica representada en una cría, y leche producida durante una lactancia del  ternero. Este sistema se ubica en 20 departamentos Colombianos: la región Caribe, la región Andina, Meta y Caquetá. De acuerdo a un estudio elaborado con más de 30 mil datos por Asodoble en Tatis y Botero (2005), los promedios de producción del sistema doble propósito fueron: lactancia de 10.5 meses (rango 7- 12 meses), 1.200 litros/leche por lactancia (rango 600–1500 lt); un ternero de 145 kg (rango 90–175 kg); intervalo entre parto de 14.5 meses, natalidad 74%. Aunque los indicadores individuales sean bajos, la producción se alcanza con animales adaptados a las condiciones tropicales: alta temperatura, alta luminosidad, fuertes inviernos, extensas sequias, grandes distancias recorridas por el animal en busca de alimentos.

 

Según la GTZ – CIAT (1985), la dinámica del sector lácteo en Colombia era decreciente en la respuesta a las necesidades  de la población hacia el siglo XXI.  Sin embargo, en el año 2011 la producción alcanzó 6.285 mill/ litros/leche, de los cuales 10% se procesaron en finca como queso y suero, el 8% fueron de autoconsumo, el 45% en acopio formal de la industria de lácteos, y el 37% se absorbieron por el sector informal en la venta de leche cruda y sus derivados (Fedegan, 2012). El asombroso avance productivo provino del ingreso de vacas al sistema de cría y al sistema doble propósito, permitió brindar seguridad alimentaria, pues junto con la carne vacuna, representaron más del 14% de las proteínas en la dieta de los colombianos.

 

Los acontecimientos políticos y económicos de los últimos años han puesto de relieve la vulnerabilidad de la seguridad alimentaria mundial y las perturbaciones importantes en los mercados agrícolas globales y la economía mundial. La crisis de los precios de los alimentos y de la economía redujo el poder adquisitivo de amplios segmentos de la población en muchos países en desarrollo, se redujo el acceso a los alimentos y se socavó la seguridad alimentaria. Este hecho y el deterioro ambiental, ha llevado a replantear los sistemas intensivos de producción, dependientes de la energía fósil y los granos; a la par que ha hecho necesario mejorar las relaciones políticas entre países, para apuntar a una redistribución de los excedentes económicos, mediante precios equitativos y con respeto por la soberanía de los países, de manera que se produzca de acuerdo a su cultura y vocación agropecuaria.

 

CARACTERÍSTICAS DEL SISTEMA VACUNO DOBLE PROPÓSITO

El sistema cuenta con una lógica que sobrepasa los mercados y los direccionamientos políticos y económicos, por siglos ha posibilitado la seguridad y soberanía alimentaria de vastos territorios.  Dada esta característica de sostenibilidad económica es importante realizar un inventario de los recursos a los cuales apela el productor: capital, tierra, mano de obra, infraestructura social y productiva, normatividad agropecuaria. Entre los productores del sistema doble propósito ha imperado una lógica de racionalización de la disponibilidad de estos recursos que les ha permitido persistir a través de los siglos, según ciertas estrategias connaturales en al sistema. Veamos:

 

Flexible. El productor puede adaptarse a las fluctuaciones del mercado; si hay mayor demanda por leche puede realizar doble ordeño; si hay enlechada o se incrementa la demanda por carne puede suspender el ordeño, toda la leche la tomará la cría y se obtendrá un baby beef.

 

Mano de obra. Los sistemas especializados demandan poca mano de obra pues muchas tareas son ejecutadas mecánicamente. En el sistema doble propósito se requiere mucho personal, aunque su nivel de cualificación no sea alto, en el caso de reducir el sistema doble propósito -como muchos técnicos proponen- se ocasionará una pérdida de 200.000 entre la población más pobre. Al comparar con el sistema cría y ceba, el doble propósito requiere 55% más de mano de obra por cada 100 reses. Actualmente un hombre ordeña a mano 25 vacas /130 litros/ en jornada 4 horas, lo que equivale a 47.450 litros/año, lo que puede ser un indicador de bajo eficiencia al comparar con un hombre que manipula una máquina de ordeño automatizada, pero en cualquier circunstancia no se puede obviar la consideración de lo que representa socialmente el desplazamiento de una población a la que no se le brinda otras alternativas de empleo.  Según un estudio realizado por Osorio (2013-b), en Brasil el promedio nacional de leche obtenida por un hombre es de 75.000 litros/año y las haciendas de alta tecnología alcanzan niveles superiores a 300.000 litros/hombre/año; entretanto en las lecherías especializadas de Colombia el promedio fue de 97.500 litros/hombre/año, con valores máximos de 190.000 litros/hombre/año; las diferencias pueden explicarse básicamente por el tamaño del hato y el nivel tecnológico utilizado.

 

Tierras ganaderas.  En el mundo las mejores tierras se deben destinar a la agricultura, la ganadería se debe desplazar a tierras de aptitud pastoril o de silvopastoreo. En América Latina el doble propósito se ubica en explotaciones con amplio rango de superficie (20-1.000 ha) y diferentes niveles de intensificación (Aranguren – Méndez et al., 2007). Según  Cega (1998), más de las 2/3 partes del inventario de ganado bovino en Colombia corresponde a sistemas de pastoreo tradicional y extractivo, con condiciones de producción caracterizadas por una utilización extensiva de la tierra y el logro de muy bajos niveles de productividad.

 

La producción animal basada en pasturas, se encuentra dividida entre los sistemas extensivos privados típicos de América del Norte, Australia y partes de América del Sur, y los sistemas de libre-acceso en África, Andes, Asia y Siberia, los cuales siguen siendo una opción para los productores tradicionales, Blench (2001). Lo común en Colombia son los sistemas vacunos en base a pasturas, sin embargo, cabe la posibilidad de introducir tecnologías mínimas y de bajo costo como el pastoreo en rotación, los potreros con arbóreas, el manejo del heno – ensilaje – bloques multi-nutricionales, permitiendo hacer un uso racional del recurso y liberar parte de las tierras que están dentro del negocio ganadero, pero que tienen vocación agrícola.

 

Alimentación. Colombia no es, ni será en corto plazo, autosuficiente en producción de granos para biocombustibles y alimentación humana, porcina, avícola.  El país consume cada año aprox 4.1 mill/ton/ maíz amarillo, 85% de los cuales procede de mercados externos. El aumento de la producción ganadera en el mundo, entre 1993-2020, exigirá un incremento de 292 mill/ton/año de cereales para la alimentación animal; además requerirá productos del mar (harina de pescado) y derivados de la matanza (harinas de sangre y hueso) Bourges et al., (2001). Pero los vacunos son eficientes en la utilización de alimentos ricos en fibra y estos deben ser sus alimentos básicos.

 

Un programa de alimentación animal se debe enfocar al mejoramiento continuo de las condiciones de los animales, que satisfaga sus requerimientos nutricionales (en cantidad y calidad) y les permita un buen desempeño: peso al nacimiento, peso al destete, producción de leche e intervalo entre partos, además de atender a la salud y al bienestar animal. Lo ideal es que el ganado coseche su propio alimento, porque es la forma natural y más económica de hacerlo. Sistemas rotacionales como el modelo Voisin facilitan cosechar el pasto en el punto óptimo, aumentan la producción por unidad de área e incrementan la persistencia de la pradera. Los vacunos alimentados a libre voluntad consumen 70%-85% de gramíneas y 15-30% de leguminosas y otras especies forrajeras (Botero M., 2011). Por lo tanto, hay ventajas con potreros biodiversos que ofrezcan variedad de especies, lo que a su vez beneficia la fauna benéfica y reduce la presencia de plagas y parasitosis. Esto lo permite el sistema doble propósito cuando desde temprana edad los bovinos tienen acceso a bancos de arbóreas: leucaena (Leucaena leucocephala), guácimo (Guazuma ulmifolia), totumo (Crescentia cujete), pipón o hueso de gallina (Lonchocarpus santae-mantae), tamarindo de monte (Dialium guianense), acacio panoramero (Acacia spp), guacamayo (Piptadermia flova), hobo (Spondia mombi) y, uvito (Cordia alba). Tal tipo de alimentación es lo que permite que en el sistema doble propósito sea posible homologar la producción -con solo pasto-de 5 litros de leche para venta por el valor de kilo del ternero desteto, de mínimo 150 kg.

 

Además del necesario uso de sales mineralizadas con base en las deficiencias de los suelos de cada zona, los granos y tortas proteicas pueden ser un complemento en la dieta básica, siempre y cuando sea económica y socialmente viable.

 

Calidad de la carne y la leche. Alimentos producidos en base a gramíneas y otras plantas son más orgánicos, en el proceso se obtiene grasa poli insaturada (omega 3 y omega 6). Al utilizar pocos químicos de síntesis, hay mayor bienestar animal y la leche tiene mayores sólidos. Los ácidos linoleicos conjugados, ALC o CLA por sus siglas en inglés, son una familia de por lo menos 28 isómeros del acido linoleico, encontrados en los productos cárnicos y lácteos que provienen de bovinos, ovinos, caprinos y bufalinos, Según investigaciones de Correa En Botero M, (2010). De acuerdo con CONtexto ganadero (2013), “en las zonas del trópico alto colombiano, la leche tiene niveles elevados de ácido linoleico conjugado, que es considerado desde ya, un componente nutracéutico porque genera innumerables beneficios al consumidor final, datos preliminares de estudios realizados en nuestro país, sugieren que el lácteo de este trópico tiene mayores niveles de dicho acido que el promedio mundial”

 

Genética. La ganadería colombiana de la región Caribe es hoy básicamente cebuina en la región Caribe, y la ganadería de carne y el doble propósito está influenciada por esa raza. Para Botero M. (2011), no es que el cebú sea malo, pero se debe apelar masivamente al vigor hibrido, continua explicando que existe un genotipo animal adecuado para cada ambiente, por lo tanto es imposible formular un sólo genotipo superior que encaje en los diversos ecosistemas del país, lo razonable y sostenible es adaptar el genotipo al ambiente, no lo contrario, buscar adaptar el ambiente al genotipo.

 

El departamento técnico de Asodoble (2013) concuerda con Koger et al., (1975) y Molinuevo (2003), cuando concluyeron: “la máxima producción por unidad de área de pastoreo se obtiene con animales de tamaño medio, producciones medias y alta fertilidad”. Por tanto por tanto hay que reformular la selección orientada por animales de gran tamaño y alta producción, pues son factores que afectan en forma negativa la reproducción, característica que es la de mayor importancia económica en la empresa ganadera. En el sistema doble propósito se hace uso del cruzamiento de razas buscando dos objetivos básicos; complementar sus características deseables y hacer uso del vigor hibrido, que incrementa la producción con un mínimo de insumos adicionales. Cuando las condiciones ambientales y de manejo son muy optimas, se puede tener mejoramiento de la producción avanzando hasta 3/4 de sangre europea, pero cuando las condiciones no son más adversas no se debe superar el ½ sangre como lo expreso Madelena (1986). Lo ideal es tener un animal con 50% B. indicus x 25% B. taurus naturalizado x 25% B. taurus especializado.

 

Eficiencia reproductiva. En todos los sistemas vacunos en Colombia la edad al primer parto es alta, cercana a los 40 meses de edad. De acuerdo con Botero M. (2010 a) la eficiencia reproductiva es mayor en el doble propósito frente al sistema de cría especializada, por el efecto benéfico en la presentación de celo de la vaca cuando se realiza el aparte del ternero. Se reconoce que la nutrición y la lactancia tienen efectos sobre la reproducción y existe abundante literatura internacional que vinculan al amamantamiento, la presencia permanente del ternero (Williams et al., 1990) y la sub-nutrición energética (Wettemann y Bossis, 2000; Hess et al., 2005) con el alargamiento pos parto en bovinos (Tatis y Botero, 2005)

 

Producción de leche. En los hatos doble propósito, un 90% del ordeño se realiza de forma manual, con el ternero al lado, como apoyo para que la vaca inicie el proceso de vaciado de la leche; cuando el ordeño finaliza, la vaca esconde entre 15-25% de la leche total,  lo que se conoce como leche residual que solo el ternero es capaz de extraerla. Esta leche residual se pierde en las lecherías especializadas y se aprovecha en las de doble propósito.

 

Algunos investigadores y políticos sostienen que el sistema doble propósito debe desaparecer, por su supuesta baja producción.  Para Botero M. (2010) al hacer el siguiente análisis puede conducir a otras conclusiones: si en el país se producen 15.000.000 litros/día se debe contar con un hato de 500.000 vacas especializadas que produzcan 30 litros/día (hoy el promedio de producción está en 7 lit/vaca/día), y si se logra incrementar en un litro (1 lit/vaca/día) se aumenta la producción nacional en 500.000 litros / día. Mientras tanto, el ordeño de 5.000.000 vacas en el sistema doble propósito que producen 3 litros/día (hoy el promedio de producción está en 2.7 lt/vaca/día), con el incremento de la producción 1 litro/vaca/día, representará el aumento de 5.000.000 litros/día.

 

Botero y Vertel (2006), con información recolectada durante 10 años y después de utilizar los datos de las lactancias completas de 500 hembras vacunas mestizas, graficaron la curva de lactancia para el sistema doble propósito. Encontraron que el modelo polinomial inverso es el que mejor caracterizaba la curva de lactancia, por presentar los mayores valores para el estadístico Durbin-Watson y coeficiente de determinación (R2). A partir de ella concluyeron que a medida que se aumenta el número de partos por hembra hay un incremento en la producción inicial de leche, y que la producción máxima inicial la tienen las hembras a partir del tercer parto. A diferencia de las hembras con alto mestizaje Bos indicus, las hembras con alto mestizaje Bos taurus presentaron mayores producciones de leche, pero una menor persistencia. En los dos grupos genéticos el pico de producción está entre el tercero y cuarto mes, con una producción máxima que se incrementa paulatinamente a medida que aumenta el número de partos. Concluyeron que la curva de lactancia está influenciada por la raza o cruce de ellas, por la edad de la hembra, año y época de parto, que son responsables de mudanzas en el pico de producción, su persistencia y pendiente; sin embargo fue evidente el efecto del manejo zootécnico que reciba el hato en ordeño sobre las variables de la curva.

 

Producción de carne. Aunque los terneros del sistema cría tienen mayor peso al destete (gdp= 0.7 kg/día), esa ventaja se reduce al pos destete por el bajo desarrollo del rumen. En contra vía, los provenientes del sistema doble propósito por efecto compensatorio igualan el peso a los 24 meses de edad. Sin embargo, el sistema cría tiene unas tasa de crecimiento y desarrollo lento de sus crías, lo que afecta la cantidad de carne para la venta, la edad al primer servicio de las hembras, el porcentaje de fertilidad del hato y la eficiencia reproductiva en general, tanto en machos como en hembras.

 

Para determinar la curva de crecimiento de crías del sistema doble propósito, Botero y Vertel (2007) utilizaron 52 crías macho vacuno, que fueron pesadas en forma individual mes a mes después del ordeño de sus madres, sirviendo de apoyo y aprovechando la leche residual. Se obtuvieron 468 datos que fueron ajustados a modelos no lineales para estimar el crecimiento del animal y los parámetros de la curva. Se determinó que en la ganancia de peso mes a mes hay un incremento superior a un (1) kg/día/cría desde el nacimiento hasta el mes de vida, cuando cría y vaca permanecen juntas gran parte del día. A partir de este momento, las ganancias de peso son poco significativas (promedio 0.32 kg/día) lo cual lleva al pobre desempeño del peso final al destete. Se considera que la tasa deseable de ganancia de peso en crías es de 0.5 kg/día en el doble propósito (Tatis y Botero, 2005), lo cual demuestra el potencial productivo que tienen ante una oferta ambiental adecuada es alto.

 

Esta es una de las debilidades del sistema, por lo tanto se hace necesario diseñar estrategias para mejorar el peso del ternero al destete, pero no incrementando el suministro de leche, sino potenciando desde temprana edad el hecho de ser rumiante, y aportando mayor cantidad de proteína a partir de bancos de arbóreas forrajeras, leguminosas y no leguminosas, donde el ternero pueda estar y consumir después de ser apartado en las horas de la tarde, de su madre.

 

Viabilidad de las crías. La muerte de terneros es responsable de pérdidas económicas considerables, puede variar entre 5-50%, y está asociada a un gran número de factores, pero los principales son el tiempo transcurrido desde el nacimiento hasta la primera ingesta de calostro, el tamaño del rebaño, y el personal a cargo de la crianza. El incremento de más de 50% de sangre europea y el hacinamiento, incrementan la mortalidad. En los hatos de pequeños productores, la mortalidad en los hatos doble propósito es menor, debido a la observación constante, a mañana y tarde, que se tiene de la cría durante el ordeño y encierro de los animales, lo cual posibilita una atención a tiempo. Según Tomas Preston una mortalidad menor a 5% en condiciones de trópico bajo, no es rentable, pues este es un porcentaje aceptable, e intentar reducirlo supone el gasto de muchos insumos y cargar en el hato animales no adaptados.

 

Rentabilidad. Los sistemas de producción bovina  requieren de la implementación de estrategias que apliquen principios biológicos, matemáticos y económicos para optimizar la productividad. Para esto es necesaria la constante observación, la permanente toma de datos y el acertado análisis de todos los eventos que ocurren dentro de la empresa, para tomar decisiones adecuadas.

 

Para el costo de producir un litro de leche en el sistema doble propósito Botero y Rodríguez (2006) diseñaron una metodología para calcular su costo en la Región Caribe, como herramienta de medición de la eficiencia del sistema. La metodología consideró la estructura de costos, incluyó el costo del arrendamiento de la tierra, el valor de los kg de carne que deja de ganar el ternero durante la etapa de lactancia respecto al sistema cría donde no se ordeña la vaca. Al aplicar la metodología encontraron que el costo medio anual de producir leche fue US$ 0,11/litro/leche producida (48,38% costos fijos y 51,62% costos variables) y que existe una relación de inversa proporcionalidad entre los costos y el volumen de producción y venta de leche, con un coeficiente de determinación de 82,34%.  El 47,36% del precio de venta de la leche equivalió al costo de producirla. El punto de equilibrio en unidades producidas e ingresos es de 29,47% (60 litros/día), respecto a la producción diaria de leche.

 

Martínez (2013), reconoce la inquietud existente entre los productores de lechería especializada y afirma: "la producción de leche aquí (trópico alto) es muy costosa, y ese es el Talón de Aquiles en competitividad. El futuro del sector, en un entorno de apertura comercial, depende de las medidas que se tomen para reducir los costos de producción lechera y en fomentar su competitividad".

 

Investigación. Debe destacarse el papel que jugó la ciencia, investigación y tecnología en el desarrollo del Cerrado brasileño."La gran conclusión es que la tierra no influyó en el desarrollo de los cerrados, sino la tecnología e investigación. Todos los productores tuvieron la posibilidad de usar la tecnología". Sin embargo, en Colombia muchos investigadores se han dedicado a desdeñar el sistema, faltando mucho por investigar para determinar su importancia y rumbo a debe seguir. El Estado y entidades privadas deben destinar más recursos a la investigación del sistema doble propósito

 

Algunos de los obstáculos más importantes al aumentar el aporte de la ganadería a la seguridad alimentaria y la lucha contra la pobreza en América Latina se relaciona con la falta de acceso a tecnología, crédito, recursos de tierra, mercados, información y capacitación. Los productores deberán recibir la suficiente educación, capacitación y transferencia de tecnología apropiada, de tal forma que sean más receptivos y se pueda generar confianza hacia las instituciones públicas, la academia y los profesionales del sector. Para zanjar la brecha que se ha forjado entre los productores y la institucionalidad, es necesario tener en cuenta en la formulación de políticas para el sector, la necesidad de concertar con los productores ya que ellos poseen un “saber” que han construido a través del método de error-éxito resultado del diario vivir con los diferentes factores que impactan la producción. Es un conocimiento que quizás no les ha permitido insertarse al mercado global, pero que en todo caso si les ha reportado contribuciones a su seguridad alimentaria.

 

REFLEXIÓN FINAL

Es necesario que en Colombia, se comprenda la necesidad de trabajar de forma asociativa, y que vea el impacto el impacto sobre todas las cadenas productivas.

 

Para la FAO, la ganadería seguirá contribuyendo a la seguridad y soberanía alimentaria, la reducción de la pobreza y el crecimiento general de la región. No obstante, advierte que se requieren diversas medidas para que los pequeños productores mejoren sus niveles de vida y puedan contribuir con la seguridad alimentaria de un país, ellas son: mejora en la infraestructura y desarrollo de sistemas confiables de transporte y marketing entre las zonas rurales y los mercados; mejor acceso a sistemas de comunicación e información para apoyar la toma de decisiones; mayor acceso a crédito, a nuevas tecnologías y nuevos insumos de producción; implantación de servicios ampliados de extensión agraria para proporcionar capacitación y asistencia técnica urgente en crianza, producción, marketing y gestión ganadera.

 

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[1] Luz Mercedes Botero A. Zootecnista, M.Sc Desarrollo Rural. Docente Titular Universidad de Sucre. Investigador Asociado – Colciencias. Grupo de investigación Biodiversidad Tropical.

VIGENCIA DEL SISTEMA VACUNO DOBLE PROPÓSITO COMO CONTRIBUCIÓN A LA SOBERANIA ALIMENTARIA.

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